11 noviembre, 2006

Captura fotográfica de hongos. Un regalo para la vista

Una alternativa interesante para disfrutar del mundo de los hongos es la de la fotografía. Posiblemente no haya unos organismos más agradecidos para fotografiar, más fotogénicos, que las setas. ¿No es verdad que, aunque hayamos visto la seta de los enanitos más de una vez, nos admiramos al encontrarla con su sombrerillo rojo y sus puntitos blancos como si estuviera nevada? ¿Y qué decís de la increíble variedad de formas, tamaños y colores de muchas de ellas? Las colmenillas con su aspecto de panal de abejas, las pezizas en forma de copa de vistosos colores, los yesqueros de sorprendentes formas, los pedos de lobo con los que podemos “jugar” para ver cómo liberan las esporas al apretarlos (además de favorecer su dispersión)... Las plantas son también fáciles de fotografiar, pero a veces el viento nos impide sacar buenos planos, y los animales suelen esquivos o difíciles de localizar. Y no hablemos de los otros dos reinos: Monera (fundamentalmente bacterias) y Protista (protozoos en su mayoría) de organismos microscópicos a los que sólo los especialistas inmortalizan para su estudio. Fuera de broma, las setas están inmóviles y casi nunca cimbrean con el aire. Permiten que uno se tome tiempo suficiente para seleccionar el ejemplar o grupo que más nos interese, preparar la cámara, el trípode, el flash, ver la orientación y la incidencia de la luz... y ya sólo nos queda apretar el disparador. Además, con las nuevas cámaras digitales se hace mucho más fácil el proceso y podemos tener un archivo fotográfico, una colección de imágenes que, a modo de catálogo, podemos personalizar. Luego, con tiempo, alguna guía de campo o la ayuda de algún buen aficionado o especialista se pueden identificar los ejemplares. Acaso el único inconveniente es que debemos esperar a las épocas en las que podemos verlas con más abundancia, que son fundamentalmente primavera y otoño, siempre tras las lluvias y antes de que lleguen los calores excesivos o las heladas.
De esta manera obtenemos un “regalo para la vista”, y de paso aprenderemos mucho sobre la biología de estos organismos, algo que nos ayudará a conocerlos mejor, respetarlos y protegerlos. Lo que no quita que si vemos más de una comestible la recojamos para degustarla. Como decía un amigo cuando salíamos a fotografiar setas: Superada una determinada masa crítica, el interés científico se vuelve culinario. Gran razón tenía.

Felipe Castilla Lattke. Biólogo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno lo de los hongos. Sólo ha faltado el peyote

Anónimo dijo...

Si, la verdad es que los hongos son muy fotogénicos. Claro, están tan quietecitos.

Sobretodo los de poliespan...
je, je, je

Saludos Felipe y a todos los compañeros del Arboreto.


Desde la buhardilla:
Gabriel Saiz Santo Tomás
Amigo del Arboreto Luis Cebollas