29 febrero, 2008

POR LAS SIGLAS DE LAS SIGLAS

Escuchaba la radio al dirigirme al trabajo, cuando de pronto produje un retumbo sobre mi asiento aturdido en el intento de comprensión de la frase que acababa de pronunciar el locuaz periodista. Quise repetir en mi sesera qué quiso decir y apenas acerté a reproducir algunas palabras sueltas e inconexas. En su enunciado saltaban algunas tales como blog, web, mp3 y diversas siglas y abreviaturas unidas por puntos, barras, guiones, espacios y demás, que él pronunció a toda velocidad y sin trabucarse. Nadie, ni aún estando prevenido y habiendo tenido lápiz y papel en la mano, hubiera podido tomar nota del enlace informático al que aludía aquel señor. En realidad no supe qué pretendía; hubiera quedado mejor mandar el mensaje por escrito a todos sus radioyentes.
No sé si por desgracia —para mí lo es— este tipo de comunicaciones cada vez está proliferando más en los medios de comunicación (acaso debiera decir «en los media», frase más en boga, aun cuando la palabra «boga» no lo esté en ídem), y sólo los más avezados captan la idea al vuelo y consiguen hacer útil el mensaje.
Es tal la cantidad de «palabros» que a veces se usan en las expresiones coloquiales que han suscitado varios e ingeniosos chistes. Me viene a la mente uno del genial Forges en el que Mariano le dice a Concha, o viceversa, una retahíla de siglas, abreviaturas, neologismos e invenciones que nadie entiende ante la mirada atónita de su interlocutor-a. Y qué decir de los mensajes enviados por los móviles (SMS) que abrevian hasta lo indecible precisamente lo decible.
Recuerdo que hace muchos años, cuando estaba aún cursando la EGB (que ahora no existe, aunque quede la sigla) una pregunta del examen de Ciencias Sociales era escribir siglas de organismos o instituciones que conociéramos. Me quedé en blanco, o a cuadros, como mi hoja, e intenté mirar de soslayo al compañero para copiar algo que había escrito. Puso COMECON, que entonces yo no tenía ni idea de qué era, pero lo copié y añadí las siglas ONU, ADENA y OTAN que se me ocurrieron después.
Ahora que las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) colonizan todos los ámbitos de la sociedad, la previsión de aumento de este tipo de símbolos, signos y siglas tiende a incrementarse de modo exponencial.
Que Dios nos pille confesados. No sé cómo se diría si existiese el femenino de per secula seculorum, pero en castellano debe ser «por las siglas de las siglas». Amén.

Felipe Castilla Lattke
Director del Área de Publicaciones
felipec@inatur.es

1 comentario:

bufalo dijo...

Felipe. Hago eco de tu preocupación por esta moda de precarización del lenguaje, puesta al servicio del pragmatismo comunicacional. Hay muchos y poderosos intereses tras este fomento. En la publicidad de hoy en día se aprecia claramente. El paseo anacrónico por el barrio Malasaña me lo confirma: en las mayólicas de otrora, era el slogan, era la frase la que organizaba la oferta del producto en cuestión. Hoy en día, la letra está siendo vilmente despojada de su función comunicativa (entre otras). Las empresas prefieren no decir –no confesar, siguiendo tus parábolas. Para ellas, tanto mejor así: un símbolo que nada diga, o remedos de frases con similar apatía (alguien pueda quizás explicarme qué significa “just do it”).
En mis épocas de estudiante yo prefería –al igual que vos– que el cuadriculado estuviera en mis hojas y no en mi cabeza. Recuerdo, con la nostalgia de lo irremediablemente perdido, las letras de las canciones de las publicidades de antes las cuales suponían, al menos, la intervención de alguien que pensara en palabras y con ellas se expresara.
Un abrazo (con todas las letras).

Martín Evelson.-